lunes, 14 de octubre de 2013

"Escogida para el Altar"

Capítulo 1: 4ª parte
Injusticias
Cuando se comete una injusticia, enseguida tenemos el impulso de querer resolver el problema, hablar, explicar y dejar todo claro. Es difícil ver, o sufrir en carne propia el dolor de la injusticia sin hacer nada al respecto.
En la obra de Dios pueden suceder injusticias. El hombre de Dios no es adivino y puede cometer errores de forma inconsciente por no tener un total conocimiento de la situación. O incluso si existe alguien que comete una injusticia de mala fe, no podemos hacer nada, a no ser esperar y confiar en la intervención de Dios.
Siempre que queremos resolver algo por la fuerza de nuestro brazo, acabamos empeorando la situación. Y es en eso momento, en que se prueban nuestra paciencia y confianza, no pasamos seguridad al mostrar un espíritu intranquilo y estar desesperadas.
Si alguna vez fueses pisada o vivieses una injusticia por algún motivo, debes saber que si tu vida está en el Altar, con certeza Dios te defenderá. ¿Cómo conocer el poder de la justicia de Dios, sin antes conocer la injusticia? Solo quien vive una injusticia sabe que es la justicia!
En los días actuales, en que todo es rápido y no se puede perder tiempo, el ser humano se volvió más ansioso e impaciente. Todo tiene que ser para ayer. La rapidez demuestra capacidad y eficiencia. Las personas simplemente no soportan esperar. Mira si no somos así: detestamos la fila en el supermercado, calentamos la comida en el microondas para que sea más rápido, si fijamos un horario con alguien y se retrasa diez minutos nos impacientamos, siempre que le pedimos a alguien para hacer algo creemos que la persona tardó demasiado. Debes estar riéndote en este momento, porque acabas de descubrir que vives en la época de la rapidez. Somos de este modo y no nos damos cuenta.
Pero con Dios no funciona así. Él tiene su tiempo y sabe la hora correcta para actuar. No sirve que queramos darle un empujoncito o una ayuda. Él no lo necesita, solamente tenemos que esperar.
No te preocupes, la justicia de Dios va a prevalecer, no necesitas alimentar tu rabia, ponerte nerviosa, ni tampoco justificarte con tus amigas…
Muchas personas abandonaron la fe y la obra de Dios por injusticias que más tarde fueron aclaradas. Sin embargo, esas personas ya habían tomado su decisión, o sea, no supieron esperar.
Tenemos un gran ejemplo bíblico: José de Egipto. Él fue vendido como esclavo por sus propios hermanos; después de estar en un país extranjero y ser propiedad de un extraño, fue acusado falsamente por una mujer de querer violarla, cuando en realidad, ella había intentado seducirlo y él no cedió a sus deseos. De esta manera, fue preso injustamente y abandonado, pero Dios era con José y sabemos cómo lo libró y colocó como gobernador de Egipto. Imagínense: de esclavo a gobernador; ¡qué bueno es esperar en Dios!
“Pero el Señor estaba con él y le extendió su misericordia, y le permitió ganarse la buena voluntad del jefe de la cárcel. Y así el jefe de la cárcel dejó en manos de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión. Todo lo que allí se hacía, lo hacía José. El jefe de la cárcel no tenía que vigilar nada de lo que estaba al cuidado de José, porque el Señor estaba con José y prosperaba todo lo que él hacía.” Génesis 39:21-23
No intentes probar tu inocencia, el señor Jesús es tu abogado, y no existe otro más capacitado. Él sabe mejor que nadie lo que significa injusticia; Él te entiende y tiene placer en defender a Sus escogidos, dobla tus rodillas y fortalécete en el Señor, pues Él es nuestro justo Juez.
“¡Lejos sea de ti hacer morir al justo con el impío, y tratar al justo como al impío! ¡Jamás hagas tal cosa! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no debe hacer lo que es justo?” Génesis 18:25
¿Ahora entiendes la importancia del nuevo nacimiento? ¿Como soportará los desiertos, tribulaciones e injusticia, que todo hombre y mujer de Dios tiene que enfrentar, una persona que no es bautizada con el Espíritu Santo?

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