lunes, 18 de noviembre de 2013

"Escogida para el Altar"

CAPITULO 3 / 1 PARTE 
PASIÓN POR LAS ALMAS

Normalmente, cuando llegamos a la iglesia, sólo pensamos en nosotras mismas, en resolver nuestros problemas; somos incapaces de percibir el sufrimiento de las demás personas.
Después de nuestro encuentro con Dios, nos damos cuenta de cuán preciosa es la salvación de nuestra alma, nace un deseo dentro nuestro de que todas las personas alcancen la vida eterna. Que puedan tener la salvación y conocer el amor, perdón y misericordia de nuestro Salvador, el Señor Jesús, el cual nos rescató pagando un precio muy alto por la salvación de nuestra alma. Por este motivo anunciar lo más precioso que tenemos pasa a ser parte de nuestro día a día.
No importa si al ir a evangelizar nos cierran la puerta en la cara, si nos reciben mal y nos critican, si no sabemos expresarnos correctamente; lo que importa es que Dios pueda contar con nosotras.
La persona que sirve a Dios en el altar se da totalmente por el pueblo, ella se niega a ver la vida de la gente en ruinas, su alma perdida y lejos de la salvación. De nada sirve que te guste estar en la iglesia, ayudando en las reuniones si no tienes un inmenso amor por las almas, porque terminarás haciendo la Obra de Dios mecánicamente. Este es el propósito principal de servir en el altar, el cuidado de la gente, la constante oración y ayuno en favor de los demás. Es olvidarse de sí misma y darse por el pueblo.
Analiza tu corazón y ve si realmente sientes ese deseo de ayudar a quiénes sufren y están lejos del Reino de Dios, si tienes esta sed de ganar almas.
¿Con qué frecuencia hablas de Jesús? ¿Cuándo te sientas con una persona en la iglesia para atenderla y ayudarla espiritualmente?
¿Con qué frecuencia haces un propósito por el pueblo sin pensar en tus propias necesidades?
¿Qué tipo de obrera has sido, la que está en el salón bien bonita y al terminar la reunión sale corriendo para irse a casa o para hablar con las amigas, o en cambio eres la última en abandonar el salón, siempre en busca de alguien a quien puedas ayudar?
Para las elegidas para el altar, su foco son las almas, pues quien es salva, sin duda, desea salvar.
"Él le preguntó por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él respondió: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas" Juan 21:16.

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