jueves, 21 de noviembre de 2013

"Escogida para el Altar"

CAPITULO 3/ 2 PARTE

YO TAMBIÉN NECESITO 

Todas nosotras pasamos luchas y tenemos problemas, de otra manera no podríamos entender el sufrimiento de las personas y así nuestra fe se atrofiaría. Pero ¿cómo se puede interceder por el pueblo dejando a un lado nuestras preocupaciones? ¿Cómo pensar en las personas si tienes tus propias necesidades?
Cuando nuestro corazón y nuestra vida están por completo en el Altar, Dios suple todas nuestras necesidades; Él cuida de cada detalle en nuestra vida.
Si nos enfocamos en nuestra vida, ¿quién va a interceder por el pueblo? Nosotras fuimos elegidas para vivir en función de los demás, por eso no debemos preocuparnos con nuestro futuro, nuestros sueños; todo está en las manos de Dios.
¿Crees que Él actuaría injustamente, dejándote desamparada, mientras que tú cuidas de Su pueblo con tanto amor? Cada oración, cada ayuno a favor de las personas, ¿Dios no lo considera?
Puedes estar segura que sí, y Él te librará de todas las aflicciones. Por cada clamor que haces por la familia del pueblo, Dios bendice a tu familia; cada vez que dejas tus problemas y oras por las angustias del pueblo, Él te fortalece; las veces que intercedes por los enfermos, Dios te da salud. Si toda tu vida le pertenece a Él, no te preocupes con nada, todo esta bajo Su control soberano.
En este momento se me viene a la mente el ejemplo de Ester, que arriesgó su propia vida en favor del pueblo de Israel. Estaban preparando una trampa contra los judíos y Dios precisaba entrar en acción. ¿Con quien podía contar?
Necesitaba a alguien que este dispuesto a interceder por Su pueblo, y Ester con su fe admirable y sin miedos, era el único eslabón entre el rey y el pueblo de Israel.
Siguiendo la dirección de Dios salvó al pueblo de una muerte segura, poniendo su vida en riesgo cuando faltó al protocolo de la corte, presentándose delante del rey sin ser llamada. Su frase mas célebre “Si perezco, que perezca”, hizo de esta mujer una heroína.
Dios usó a Ester para cumplir con su plan de salvación. Como reina era la única persona que podía usar para salvar al pueblo de Israel del exterminio. Ella no pensó en sí misma y de esta manera Dios cuidó de cada detalle.
Quien lucha por el pueblo de Dios cuenta con Su protección y Su amparo.
“Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”. Ester 4:16 

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